No sé si la vida es corta, o demasiado larga para nosotros, pero sé que nada de lo que vivimos tiene sentido si no tocamos los corazones de la gente, y más los de aquellos a quien queremos. A menudo basta con ser brazo que envuelve, palabra que consuela, silencio que respeta, alegría que contagia, lágrimas que corren, mirada que acaricia, deseo que satisface, amor que promueve. Y esto no es cosa del otro mundo, es lo que da sentido a la vida, es lo que hace que la vida no sea ni corta, ni demasiado larga, sino que sea intensa, verdadera, pura, mientras dura.
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